El rol de las instituciones en la búsqueda de trabajo
Los ataúdes de la administración ante el problema de empleo: 10 cajitas por romper para
levantar paredes.
Las administraciones buscan qué hacer para ayudar al mayor número de personas que buscan
trabajo, con el mayor grado de eficiencia. ¿Hacen lo que se debe? ¿Hacen más de lo mismo en
un entorno diferente? o ¿hacen diferente en entornos similares?
Hacen lo que pueden. Lidiando con los ataúdes de la historia, de la jerarquía, de las guías de
proceso y/o reglamentos. Algunos le echan imaginación. Tratando de nadar en medio de los
ataúdes….
Josep María Rañé se refiere a “los ataúdes de la administración” para explicar con una sonrisa
las limitaciones de los criterios de control, definidos antes de saber lo que se ofrece. El control
de las políticas de empleo clasifica, juzga, evalúa a los usuarios en base a criterios, estadísticas,
características que a menudo transforman una realidad en un problema.
El “tamaño del ataúd” depende del tamaño de la persona… Recortarlo antes de saber quién
“se pondrá dentro” es correr el riesgo de que la persona no quepa. No sirve recortar el ataúd
antes de tiempo. Puede impedir hacerlo a medida. Y desde luego limitar la creatividad.
Haciendo incluso el problema más complejo.
A veces, para los ayuntamientos y servicios locales de empleo, resulta más fácil cumplir con los
requisitos. Y no preguntar. Otros buscan los arreglos necesarios para caber en el ataúd,
buscando cómo lidiar con las ideas que limitan las adaptaciones al mundo de hoy, local y
global.
Aquí, 10 ideas que convierten una realidad en un problema:
1. La formación como solución a la recolocación.
2. El acompañamiento individual es más eficaz que el acompañamiento colectivo.
3. La clasificación por colectivos permite adaptar el programa a las necesidades de las
personas.
4. Más duradero es el acompañamiento y más posibilidades de llegar al resultado.
5. La búsqueda de ofertas, o intermediación, es intrínseca a la búsqueda de empleo.
6. La orientación como base de “si tú quieres, puedes”.
7. Los resultados de recolocación garantizan la eficiencia del programa.
8. Los técnicos están aquí para ayudar a los usuarios.
9. Los contratos temporales son basura.
10. El rol de las instituciones en la búsqueda de trabajo
1. La formación como solución a la recolocación.
La carencia formativa es una de las causas de nuestro nivel de desempleo. Por lo tanto, si
damos formación a la gente, habrá menos desempleo. Lógico. Ofreciendo formaciones a las
personas sin trabajo, aprovecharemos su disponibilidad de tiempo…Las políticas activas de
empleo priorizan la formación como una solución a la recolocación. Se suele pensar que la
formación es una excelente forma de salir de casa, de evitar el encierre, de relacionarse, de
sentirse bien, quizás de olvidarse de la realidad. Es una manera fácil hacer algo.
Se sabe que en muchos casos la formación es un parche que parece ignorar realidades
tales como que el tiempo juega en contra. En otros países, se considera que la formación es el
peor enemigo de la recolocación.
2. El acompañamiento individual es más eficaz que el acompañamiento colectivo.
Se opina que el acompañamiento individual es mejor. La mejor manera de individualizar
un programa de acompañamiento es haciéndolo individual. Lógico. Nadie parece dudar de
ello. Al igual que, para todos, es mejor una habitación individual, una clase particular, viajar
solo… Pero lo individual es caro. Una persona para una persona es un lujo. En cambio, una sola
persona para un gran colectivo, es más barato. La pregunta parece sencilla: la calidad en
contra de la cantidad. Para cumplir con el requisito, buscaremos entrevistas individuales.
Una visión maniquea del acompañamiento que reduce el campo de soluciones. Los
resultados demuestran que la calidad no depende del criterio de individual o colectivo.
3. La clasificación por colectivos permite adaptar el programa a las necesidades de las
personas.
Las personas son clasificadas con el objetivo de diseñar un programa “a medida”. Las
estadísticas ponen de relieve una dificultad: Ser mayor de 45 años, ser joven, ser parado de
larga duración, ser directivo, ser discapacitado…. Diseñar programas basados en su dificultad
pretende encontrar respuesta a sus necesidades: Una característica define las necesidades de
muchas personas. Una lógica dudosa.
El ataúd tiende a olvidarse de muchas otras necesidades de estas personas. Existe incluso
el riesgo de transformar una dificultad en un hándicap para la propia persona: “Yo no puedo
porque soy…” Y con ello, que esta clasificación por colectivos añada dificultades a los servicios
de empleo en vez de reducirlas.
4. Más duradero es el acompañamiento y más posibilidades de llegar al resultado.
El acompañamiento se define en términos de tiempo. Se trata de evitar “abandonar” a la
persona que está sin empleo. Dejarlo solo es aumentar su vulnerabilidad. Con ello, aparecen
múltiples contradicciones: ¿Es bueno abandonarlo “lo más tarde posible…”? ¿Cuál es el valor
añadido del “largo tiempo” de acompañamiento? En España los “planes de recolocación” y en
Francia “les plans de sauvegarde de l’emploi” deben ser de al menos seis meses. Mejor de un
año, o incluso de dos. Durante todo este tiempo ¿qué hace la persona?
Los resultados cuantitativos demuestran que los acompañamientos cortos tienen
resultados iguales, y a menudo mejores, que los acompañamientos largos. Incluso que el
acompañamiento prolongado puede alargar el tiempo de desempleo.
5. La búsqueda de ofertas, o intermediación, es intrínseca a la búsqueda de empleo.
Las políticas activas de empleo se basan en orientación, formación e intermediación.
Tendemos a priorizar la intermediación o búsqueda de ofertas de trabajo. La institución debe
ofrecer puestos de trabajo a sus usuarios. Para ello, los responsables de empresa,
prospectores y/o planes de ocupación ofrecen vacantes…Muchas se quedan sin candidatos. Y
los usuarios no desean estas ofertas.
La búsqueda de ofertas es a menudo una acción de contención. Con muchas frustraciones.
Para el técnico, para el prospector, y sobre todo para el usuario.
6. La orientación como base de “si tú quieres, puedes”.
También está la orientación. Aquí hemos asistido a una auténtica revolución. Desde la
psicopedagogía para alumnos difíciles hasta las enseñanzas del coaching, buscamos una
receta, progresando a ritmos diferentes según las instituciones y la gravedad de la situación.
Definir el perfil del usuario, fomentar su empleabilidad, potenciar su auto estima y asegurar la
confianza en sí mismo. Finalmente, lo importante es su motivación, la visualización positiva,
porque si quiere, puede… Las reflexiones sobre sus competencias, o el trabajo sobre su marca
personal para asegurar su “empoderamiento” …
Los hombres no son máquinas, y no hay receta. Pero sí un aprendizaje.
7. Los resultados de recolocación garantizan la eficiencia del programa.
Un programa es eficaz si permite alcanzar el mayor número de contrataciones. Garantía de
resultados. Garantía de números. Garantía de eficacia. Los matices surgen del mismo
concepto: En la crisis del 92, se habló de las “ofertas válidas de empleo” (OVE) para paliar los
riesgos de rechazo de ofertas. En 2012, o veinte años después, se diferencia la recolocación
directa de la “indirecta” … veinte años para formalizar el hecho de que encontrar ofertas no
asegura la recolocación. Y que nunca se sabe muy bien el origen de la recolocación.
¿Existen otras maneras de validar la eficiencia de un programa? ¿Es nuestro rol recolocar
al usuario? ¿Es realmente pertinente controlar los programas de empleo con el número de
recolocaciones? ¿Qué otros criterios podrían fomentar la eficiencia?
8. Los técnicos están aquí para ayudar a los usuarios.
¿Qué significa “ayudar”? Las instituciones prestan servicios al ciudadano. Las entidades
sociales dan cobijo, comida… Estos servicios forman parte indiscutible del rol institucional de
socorrer al ciudadano. Este rol de servicio se extendió al trabajo. Tratando de encontrar su
lugar entre los servicios sociales, el desarrollo económico, a veces desde participación
ciudadana. Muchos ciudadanos recurren a ellos. Muchos otros no. Porque muchos no quieren
esta ayuda. No por orgullo. Quizás por dignidad. A menudo por sentido común. Lo que
necesito, no me lo pueden dar…. La ayuda tiende a veces a satisfacer más al que la aporta que
al que la recibe.
En la búsqueda de trabajo, la ayuda requerida por parte de las instituciones no es
“socorrer”. Puede consistir en facilitar los medios para poder actuar. Dejando a cada persona
definir el qué.
9. Los contratos temporales son basura.
Los contratos temporales no permiten construir un proyecto de vida estable. Una
economía estable requiere de contratos fijos, indefinidos, para una vida estable. Los contratos
temporales son el signo de un oportunismo creciente por parte de las empresas… Una realidad
indiscutible. En un entorno diferente.
Las empresas están cambiando. Los usuarios también. Millennials o baby boomers,
algunos buscan maneras diferentes de trabajar. Porque no quieren compromisos ni
exclusividad. O porque desean progresar en el sentido que les pide el cuerpo. Porque sueñan
con un mundo sin jefes. O porque su proyecto de vida no puede depender de las decisiones de
otros. Mientras tanto, las organizaciones necesitan menos costes fijos, más innovación, más
flexibilidad, adaptabilidad, creatividad….
Revisar el concepto de basura es quizás una manera de revisar nuestra mirada. Sobre el
trabajo en general. Y sobre la relación con el nuestro en particular.
¿Cómo superar este sistema organizativo que frena la adaptación a la realidad? Sobre todo, si
se considera que la relación con el trabajo de las personas está cambiando, y que el entorno
socio económico funciona de otra manera. Con todo ello, ¿cuál es el rol de la administración
pública?
Marion Suffert
Vasis Conseil